lunes, 18 de mayo de 2015

Jornada Comunidad y Familia



Queridas Familias: Este es el cuento que disfrutamos hoy en sala azul. La idea es que puedan volver a leerlo en casa y luego de eso, elijan a uno de los personajes para realizar una máscara del mismo. El viernes 22 las usaremos para dramatizar el cuento.

Los tres cerditos y el Lobo
Había una vez tres cerditos que eran hermanos y vivían en el bosque.
 El más grande les dijo a sus hermanos que sería bueno que se pusieran a construir sus propias casas para estar protegidos. A los otros dos les pareció una buena idea, y se pusieron manos a la obra. Cada uno construyó su casita.


 
 - La mía será de paja - dijo el más pequeño-, la paja es blanda y se puede sujetar con facilidad. Terminaré muy pronto y podré ir a jugar. 




El hermano mediano decidió que su casa sería de madera: - Puedo encontrar un montón de madera por los alrededores. Construiré mi casa en un santiamén con todos estos troncos y me iré también a jugar. 




 
El hermano mayor decidió hacerla de ladrillos.




Cuando las tres casitas estuvieron terminadas, los cerditos cantaban y bailaban en la puerta, felices por haber terminado. Juntos cantaban: -¡Quién teme al Lobo Feroz, al Lobo, al Lobo! - ¡Quién teme al Lobo Feroz, al Lobo Feroz!
Pero en ese instante, de atrás de un árbol grande apareció el lobo, rugiendo de hambre y gritando: - Cerditos, ¡me los voy a comer!
Cada uno se escondió en su casa, pensando que estaban a salvo, pero el Lobo Feroz se encaminó a la casita de paja del hermano pequeño y en la puerta aulló: - ¡Cerdito, ábreme la puerta! - No, no, no, no te voy a abrir. - Pues si no me abres... ¡Soplaré y soplaré y la casita derribaré!
Y sopló con todas sus fuerzas, sopló y sopló y la casita de paja se vino abajo. 



El cerdito pequeño corrió lo más rápido que pudo y entró en la casa de madera del hermano mediano. - ¡Quién teme al Lobo Feroz, al Lobo, al Lobo! - ¡Quién teme al Lobo Feroz, al Lobo Feroz! - cantaban desde dentro los cerditos.

De nuevo el Lobo, más enfurecido que antes al sentirse engañado, se colocó delante de la puerta y comenzó a soplar y soplar gruñendo: - ¡Cerditos, ábranme la puerta! - No, no, no, no te vamos a abrir. - Pues si no me abren... ¡Soplaré y soplaré y la casita derribaré!

 
Y el Lobo sopló y sopló… La madera crujió, las paredes cayeron y los dos cerditos corrieron a refugiarse en la casa de ladrillos de su hermano mayor. - ¡Quién teme al Lobo Feroz, al Lobo, al Lobo! - ¡Quién teme al Lobo Feroz, al Lobo Feroz! - cantaban desde dentro los cerditos.
El lobo estaba realmente enfadado y hambriento, y ahora deseaba comerse a los Tres Cerditos más que nunca, y frente a la puerta dijo: - ¡Cerditos, ábranme la puerta! - No, no, no, no te vamos a abrir. - Pues si no me abren... ¡Soplaré y soplaré y la casita derribaré! 



Y se puso a soplar tan fuerte como el viento de invierno. Sopló y sopló, pero la casita de ladrillos era muy resistente y no conseguía derribarla. Decidió trepar por la pared y entrar por la chimenea. Se deslizó hacia abajo... Y cayó en el caldero donde el cerdito mayor estaba hirviendo sopa de nabos. Quemado y con el estómago vacío salió huyendo hacia el lago y los cerditos no lo volvieron a ver. Contentos continuaron cantando: - ¡Quién teme al Lobo Feroz, al Lobo, al Lobo! - ¡Quién teme al Lobo Feroz, al Lobo Feroz!


 


…FIN…